La resistencia del ganso

El casco cierra y ayuda el llevar unas esponjitas en las orejas para protegerte del ruido.
No es una pega, es su idiosincrasia. Encontrarte a ti mismo en medio del ruido y que este, también, se convierta en vehículo.
Aceptar el ruido. 
Aceptar el empuje transversal del aire. 
Aceptar el silencio en la boca.
Aceptar la temperatura cambiante en la chaqueta.
Aceptar los baches y los resaltos.
Aceptar el peso desplazándose por delgadas leyes físicas.
Aceptar que ahora hay carretera pero pronto habrá camino marrón.
Aceptar el deseo de camino marrón.
Aceptar que mi ganso tiene 20 años y mi veena es una Gibson.
Aceptar Córdoba-Varsovia o Córdoba-Ereván resistiéndose a salir del futuro y planteando su escalera al presente.
Aceptar la buena compañía y el sabio consejo.
Aceptar que aún no se es sabio y que eso no es más que la posibilidad de llegar a serlo.

Córdoba-Cádiz en una Transalp meditando por carreteras secundarias.

La práctica está. ¿Dónde estás tú ahora?

6 comentarios:

Roki dijo...

Como ves, el aceptar no tiene porqué ir de la mano del conformismo. Suele acompañarse de inteligencia, amplitud de miras y dinamismo. Y, de eso, tú vas "sobrao".
Con ganas de leer tus diarios de motocicleta.

Juan Pablo Herencia dijo...

Hola, Roki.

Gracias por tu visión, espero poder seguir a la altura.
En mis diarios de motocicleta sabes que tienes el primer capítulo (mi primer coche escoba, jeje).

Un beso.

Naz dijo...

Así que hay reunión aquí, eh?
Si para la señora es el primero, para mí el segundo o tercero. O cuarto, venga, que no soy nada exigente.
Un beso a los dos!

Juan Pablo Herencia dijo...

A la pobre Roki le tocó llevarme a por la moto cuando la compré y resistir mi ritmo caracolero de vuelta a Córdoba.
Ahora ya voy con más soltura.
Naz: ¿y si me paso un día a verte entre semana subido en el ganso? Es que la planificación juega siempre en contra. Eso sí, siempre que no me cuele dentro de la semana-infernal-de-exámenes-dios-mío-seguro-que-suspendo-se-acaba-el-mundo.

Mario dijo...

¿Exámenes? ¿De qué? El doctorado, que yo sepa, no lleva exámenes incorporados. A saber en la de cosas que andarás metido. Yo también te quiero.

Juan Pablo Herencia dijo...

Hola, Mario.

Los exámenes son los de Naz, que contempla el fin del mundo cada vez que tiene uno.
Efectivamente, el doctorado no tiene exámenes. Muchos trabajitos, eso sí.
Creo que el último examen que hice fue de Lengua de Signos Española y fue bastante fácil y hecho en familia, como quien dice. ¡Muy divertido!
Ya exámenes, poquitos. Pero no descarto más, ojo.