Noctámbulos (II)

Pensé no publicar más partes de nuestra participación en Noctámbulos si nadie comentaba el post anterior, pero como hay un leve interés (lo cual es más que suficiente para un ser egotista como un poeta), aquí va la segunda parte.


Ya sabes, este es el poema con el que respondí al anterior diseño y, a continuación, el diseño/respuesta al poema.


Fue en Tánger,
lo recuerdo,
donde la Epifanía
se hizo tierra.

En mi casa la presencia de otros
siempre me sentaba mal
y toda la gente era despreciada
y todas las personas eran amadas.

Pero en Tánger, antes de la luz verde
que transforma los rostros en neones,
era distinto:
el aire del desierto se quedaba atrás, relinchando,
y una brisa helada recogía mis brazos
alrededor de cada humano con distinta mochila.

Allí estaba solo con mis hermanos
y aquí estaba solo con Carl Solomon.

Y llegó la consabida Epifanía:
ya era capaz de detestar
al que me hiriese, ya fuera
rumor de asfalto o carne de bazar.

Estaba curado
-cantad el Aleluya-
de la doble moral de odiar la manada
y amar la manada en casa del vecino.

No logré unir mis nervios
a los nervios romos de los que viven
fuera de mi cuerpo, pero al menos
la decisión cobraba forma
y se movía sin timidez:
desprecio sin racismo,
miedo sin idea,
asco sin formato.

¿Con todo lo que costó
sacarme de la cama ajena
y meterme en la del faquir
pretendes, ahora, responder
diluyendo mi vino entre las caras
de quienes no conozco?

Ayer diría: todos son yo
y a todas las he amado como a ninguna.
Hoy se que es falso,
que no he encontrado hermano entre las cabras
ni he logrado ahondar cada útero
por más que lo he intentado.

Me has hecho Mevleví
a la puerta de disneylandia
cuando yo solo quise
compartir contigo el manto de lana
de un Rumi sin canción y sin giro extasiado.

No será así, pero no importa:
demuestra desprecio el pintor
que mezcla el color con la desidia
banalizando el regalo
del color mismo.

Guardaría ya silencio si no fuera
porque es en ti
en quien toma sentido el sonido.

 Imagen: Annymal - Graces

2 comentarios:

Maite dijo...

Gracias por publicar este texto, y siento lo de Lhasa, no sé por qué noticia de las dos estoy así de afectada,(ya que no sabía que Lhasa de Sela), pero lo estoy. Un abrazo. M.

Juan Pablo Herencia dijo...

Gracias a tí por seguir leyendo(me). Parece absurdo, pero se puede llegar a querer mucho a un bichito que te cabe entre las manos.
Un abrazo, guapa.