El viaje a ninguna parte.

Fernando lo escuchó en su despedida. Grande hasta en sus gustos.
 
Por supuesto, no estoy hablando del disco del infumable Bunbury, sino de la película de Fernán-Gómez.
Acabo de verla por... ¿tercera vez? No sé...
Es extraño, pero en esta ocasión, al acabar la secuencia de créditos, me da por revisarme los bolsillos de dentro y resulta que me siento terriblemente solo. Ha ocurrido de repente, al pensar que el creador, actor y director de lo que acababa de ver ya no está entre nosotros.
Sé que no es noticia, claro, pero este espacio no es, lo sabes, de actualidad que digamos.
Pero eso sí, ha sido la primera vez que he visto la película pensando en mí mismo como parte del mundo del teatro, no como espectador, que también es parte, claro, sino como escritor y director.
Da miedo dedicarse a un oficio que lleva agonizando ya más tiempo que vivo (y que dure), que no ofrece ningún tipo de seguridad y, mucho menos, a quienes se arriesgan lo más mínimo o, simplemente, deciden que por ese camino no y por este, pues vamos a probar.
Echo de menos a Fernando Fernán-Gómez, pero esta vez de un modo prácticamente personal, como si echara en falta a alguien que ha estado viviendo conmigo, en la misma casa. Quizá, y solo ahora me estoy dando cuenta, se nos haya ido a todos los que nos dedicamos a esto de entretener una parte de lo que debe ser el oficio, es decir, la visión clara de que esto es, también y puede que sobre todo, un oficio.

Si algún día me llega la fama y se me sube a la cabeza (no es un deseo, pero cosas más absurdas se han visto), recordadme la furgoneta en la que viajaban rumbo final a Madrid.
Dignidad, aunque no sepa lo que es, y confort, aunque tenga que inventármelo.

Descansa en paz, amigo. Gracias a tí intuyo el destino del viaje.


Música: Ignacio Corsini - Caminito

Correveydile

Esto no es nuevo, como verás.

No, no es el título de ninguna obra que esté escribiendo, ni tan siquiera de un poema (aunque, ahora que lo pienso...)
Simplemente es la situación que me ha estado rodeando estas semanas de ensayo.
Cuando los cordobeses comentan que Córdoba es un pueblo resulta extraño e incluso exagerado, pero para alguien como yo, que viene del pueblo, vivir situaciones como la que me ha ocurrido hace unos días refuerza el deseo de unirse a la corriente de los que lo piensan.

¿Saben cuánto se puede tardar, en este mundillo del teatro cordobés, en saber un comentario que se emite un miércoles por la tarde? Pues por experiencia propia les digo que se puede tardar apenas tres o cuatro horas.
Este es el tiempo que se necesita para que mi nueva escenógrafa haga un comentario a un actor de otro grupo, este se lo comente a otra actriz de otro grupo, esta conversación la escuche una de mis actrices y, finalmente, llegue a mis oidos.
No me voy a hacer el sorprendido a estas alturas con el tema del cotilleo en el mundo del teatro, pero he de reconocer que para mí esto es un tiempo récord.
Afortunadamente me estoy rodeando de gente de una pieza y, gracias a que estamos aprendiendo a decirnos las cosas a la cara, hemos podido resolver la debacle que se podía haber montado si llego a hacer caso de las interpretaciones, reinterpretaciones y puntos de vista desenfocados con el manoseo que ha ido sufriendo el comentario inicial.
Es fabuloso estar escribiendo una obra llena de asco hacia la supuesta "creación artística" y lo que esconde en el entorno que conozco y que nos ocurran cosas relacionadas día si, día también.
La realidad supera a la ficción, aunque esto del teatro no sea más que una representación de la realidad, pero es que, si escribiera este tipo de cosas en una obra, no se las creería nadie.

¿Alguien tiene algo que comentar acerca de estas cadenas enfermizas de desinformación? Y, si es posible, ¿algún ejemplo relacionado con la "creación artística"? (Creo que nunca voy a volver a escribirlo sin comillas si sigo así).

Música: CORTEN ESPADAS AFILADAS, anónimo del Cancionero de Medinaceli (1535 -1595). Conjunto de Música Antigua LES CARILLONS. Soprano: Nora Miranda.

Nerón. Fuego de mierda.

Este es el título de trabajo de la nueva obra que estoy escribiendo y montando con Color Persona.
Llevo ya meses dándole vueltas a los textos pero por fin estoy viendo una línea argumental más o menos clara.
Desde que Carlos de Austria abandonó el proyecto y Gerardo Corzo desapareció de nuestro mapa, hemos tenido que reagruparnos y replantearnos el rumbo que está tomando la compañía.
Lo bueno de todo, pues un innegable sentimiento de ira compartida por todos los componentes del equipo, las incorporaciones de una nueva técnica de luces y escenógrafa (María González) y una nueva actriz y bailarina/bailaora (Araceli Molina) y el hecho de estar compartiendo espacio para ensayos con los compañeros de Vértebro.

Consciente de que una obra de teatro no es más que una solemne distracción para un ego superlativo que se siente culpable y de que el hecho de que te llamen "panfletario" debería sonar como música para mis oídos, estoy deseando presentar este trabajo.

Por primera vez en la historia de la compañía nos vamos a alejar del modo tradicional de hacer teatro. Ya nos hacía falta, que mucho hablar de romper con el clasicismo mal entendido (léase rancio y empobrecedor) que reina en la escena cordobesa y de salirnos de los circuitos y del deporte más extendido por parte de los artistas que me rodean (el de lamer todo culo que esté cubierto de brillantina política o propagandística), pero no llegábamos a desligarnos del todo.

Esta vez estoy solo ante el texto y el montaje. Bueno, ESTAMOS solos, porque es la primera vez que siento un impulso coherente y sin fisuras en mis compañerAs (ahora son mayoría las chicas, Dani, así que vete acostumbrando).

Me he pasado la vida asustado (y sigo estándolo) por prácticamente todo.
A los que me gobiernan les viene de puta madre este miedo y ya, de tan profundo, no creo que pueda extirpármelo. Por lo menos esta obra quiere servir-me para mostrar ese puntito nihilista y violento que a tantos ha enamorado.

Pasaos por la página de la compañía (www.colorpersona.com) y apuntaos a la lista de correo (a la derecha, nada más entrar) para que os mande información de cómo vamos.

Si Nazaret saca tiempo y ganas y se quiere venir un día a sacar fotos de los ensayos, las publicaré por aquí. Yo paso de colgar las mías; soy aún peor fotógrafo que dramaturgo.