No me gusta este lugar.
Los sabios de la tierra
someten a sus mujeres bajo el trueno de la voz
y se quejan del mercado que les cierra las puertas de entrada.
Los sabios de la ley
sufren amnesia y se golpean la cabeza
fuertemente,
fascistísimamente,
para que el daño sea irreparable.
Los sabios de la juventud
gritan mucho
y sin ton ni son
cuando no es necesario
y, de ser necesario, callan y se sonrojan.
Los sabios de la curación
medican los forros de sus bolsillos
tejidos de escroto.
Los sabios del verso
se reúnen para ver Eurovisión
vestidos a rayas sobre sus monturas
de plástico negro
y se descojonan de Artaud, viejo loco de otro mundo.
Los sabios del sonido
montan puestos de churros
y venden la masa cruda
y sienta mal
la comas como la comas.
No me gusta esta tierra
y el mar me asusta, me marea y me huele a paloma.