Niño muerto


Ha podido.
Me dijo que todos iban a hacerlo y que oponerse era inútil.
A cada palabra que yo escribía me mostraba seiscientas imágenes.
Yo decía "ser santo o ser muerto" y él decía "te harás mayor y no podrás correr tan aprisa".
Y me reía. ¿Acaso no sé yo de sobra la resistencia de mis piernas?
Pero bajé la guardia y me crecieron otros brazos
que amé tanto como a los míos propios
e incluso más que a los míos.
¡Qué hijo de puta!
Ahí lo vio claro. "Yo no te podré atacar a tí,
que hueles a canela y almendra
mientras te pudres,
pero le sacaré la sangre a tus nuevos brazos
y ellos vendrán a mí y dirán que no está tan mal,
que se puede jugar de otra forma,
que tampoco hay que ponerse así".

Ahora "Dança da solidão" e "Imagine" cantada por A perfect circle.
Sí, claro, ahora. ¿Acaso esperabas otra cosa?


Autoayuda

Los libros de autoayuda y el club de la comedia.
Todos asentimos como los antiguos perros de goma de detrás del coche.
Es cierto porque ocurre. Es gracioso porque pasa.
250 páginas para contarme qué es lo que me pasa con palabras que yo pueda entender.
2 horas de programa para contarme lo que hago cuando salgo de marcha.

Tengo un problema.

Nadie me dice qué he de hacer.
Nadie me propone una posibilidad de solución.
Ningún libro de autoayuda se moja.
¿Y si se moja y falla?
Mejor mantenerse en la orilla, señalando el agua, diciendo "eso es agua".
"Me gusta este libro, porque habla del agua y yo he visto el agua y dice cómo es el agua que yo he visto".
Dentro del agua hace frío.
Ayúdame a salir.