Hazlo (cómo se gesta un cortometraje)

Ha sido una semana muy larga. O debería decir UNAS semanas muy largas.
Me he pasado días en una nube de preocupación porque no era capaz de darle forma al cortometraje que tenía que escribir.
Para que todo el mundo sepa de que estoy hablando, este año he vuelto a participar (la segunda vez) en el festival de cine instantáneo que se celebra dentro del festival Eutopía.
En esta edición, la de la falta de dinero, los carteles flojeando y la desaparición de proyectos que al menos a mí me parecían interesantes, como TODO lo que tenga que ver con el teatro (salvo la actuación de los ganadores del Desencaja, que eso si que es para hacer otro post sobre cómo el que te dejen actuar es un premio dentro de un concurso), en esta poco lustrosa edición, digo, me propuse volver a la carga, a pesar del estrepitoso fracaso del año pasado.

Para los que no lo sepan, en la edición anterior rodé Shin-Dou (el camino de dios), una historia espesa, pedante y lenta sobre la fe como tránsito individual.
Pues bien, me comí (bueno, nos comimos, porque lo firmamos Nazaret y yo) un mojón enorme. Ni pasamos a la final. Aunque, viendo los finalistas y, sobre todo, los ganadores, uno se sigue preguntando si no hizo mal con tan siquiera acercarse vaya que se pegue algo.
Así que entoné un "¿el año que viene? ni de coña" cuando me preguntaron si lo intentaría otra vez.

Pero llega la fecha y Lúa Santos y Lorena Luque (que trabajó a mis órdenes en el corto anterior y por quien, a día de hoy, no podemos colgarlo en youtube) me dicen que van a presentarse como directoras y me piden ayuda para la edición. Para colmo, llevan en el equipo de actores a Daniel Sergio Pardo... y ya tenemos a Color Persona al completo en un corto que yo no voy a dirigir.
Y me sale la vena orgullosa y digo "no, yo es que tengo una idea este año y me voy a presentar".
¡Ole mis cojones! Echando pestes del festival y, en cuanto me tocan el orgullo me sale la envidia y me meto en esto... ¡y sin mis actores! Ah, bueno... ¡y sin una puta idea!

Así que imagínate, casi un mes sin poder hilvanar dos escenas en mi cabeza y con un montoncito ridículo de visiones en la mente fruto, sobre todo, de escuchar la voz de David Lynch cantando Dark night of the soul.

Me he agobiado demasiado. Prácticamente no he dormido algunos días y, para colmo, pasaba los días saltando del sofá al teclado para no escribir ni una linea.

Ahora, el salto mortal.
Como no tengo actores para el corto fantasma, me pongo en contacto con algunos, sin tener ni puta idea de qué hacer, y caen en mis redes dos: Juan Luís Gill y Susana García, que se presentan a una entrevista conmigo frente a unas cervezas, cargados de ilusión, mientras yo mantenía el tipo explicándoles una historia cogida con pinzas que ni era historia ni era nada.
Y pican. Y se embarcan en esto. Y ya tiene fecha y personas con nombres y caras y cuerpos y cerebros ilusionados.
Se complica demasiado todo. Si antes no podía escribir, ahora ya ni se detiene en mi cabeza la historia que, se supone, debería estar alambicando.

Talento al desnudo. ¿Será posible que salió bien la toma a la primera?
He pasado días en los que he pensado "a la mierda, no me presento y pongo mi cara de persona cuando estos presenten su corto y, para colmo, sea bueno y, para colmo, ganen". Pero ya no tengo esa cara y me duele más el sentirme desplazado (sin razón, lo sé, son mi familia y los quiero a rabiar) que el quedar mal.

Así que una noche, tal y como hoy escribo esto a las seis y media de la mañana tras la noche escuchando a Burial, entro en uno de mis famosos "trances" (permítaseme la expresión a falta de otra menos vergonzosa) y escribo, sin parar, las nueve páginas que forman, plano a plano, Hazlo.
Habemus guión.

Ahora la carrera para organizarlo todo con pocos días de antelación, pero a esa ya estoy acostumbrado y no me asusta; soy una persona de teatro, ¿recuerdan?

Un día de rodaje (como entendimos mal las bases, no lo rodamos en 24 horas, sino ¡EN 12!) y seis horas de edición (de un máximo de 10: me levanté el primero del puesto de edición para irme a dormir con el trabajo terminado).

Conclusiones:
1.- Soy un ser mezquino, envidioso, orgulloso y mentiroso, es decir, HUMANO.
2.- Me interesa del festival, además de no ser menos que Lorena y Lúa, LA PASTA. Me da exactamente igual quién vea el corto o qué opinen, sobre todo porque, después del año pasado, el gusto del jurado me parece, y esto es una opinión personal, digno de no tener en cuenta. Pero si gano, el dinero me vendrá de perlas, sobre todo porque hay dos cosas que me guían para hacer algo, a saber, la necesidad de arte y el dinero, y eso del arte en este festival... como que no.
3.- Soy capaz de hacer un corto HORRIBLEMENTE PEDANTE Y LENTO para, acto seguido, atreverme a meterme de nuevo en hacer otro a sabiendas que ya no me quita el sambenito de pedante ni dios y eso, quieras que no, afecta.
4.- Tras observar IRREGULARIDADES en el desarrollo del festival el año pasado que la organización se pasó por el forro, este año las vuelvo a ver y me vuelvo a callar, aunque, conociéndome, supongo que por poco tiempo.
5.- He pasado un día de RODAJE MARAVILLOSO con dos actores nuevos que, además de tener un talento brutal, son cercanos, inteligentes y dan ganas de pasar con ellos mucho más tiempo.
6.- Mi PAREJA tiene el cielo ganado y es una de las muchas razones por la que la quiero. Ha sido mi asistente en el rodaje y cree más en mí que yo mismo, siempre, bajo toda circunstancia, en todo lugar. Sin ella no lograría ni levantarme del sofá cada tarde.
7.- Me encanta EDITAR SOLO. Lo siento, Nazaret, pero con unos cascos y un vodka (sí, eso es lo que llevaba en la petaca, queridos, mientras vosotros sacábais las cervezas para parecer "malotes") puedo encerrarme en mi cabeza y, a estas alturas de mi vida, eso constituye mi mayor placer.

El jueves o el viernes se proyectarán TODOS los cortos (esta vez no hay fase final) y podré agarrarme de la mano de Juan Luis y Susana para desearles suerte. Yo, seguramente, tendré en la cabeza el dinero del premio y el premio que es ya, de por sí, haber trabajado con ellos. Lo demás me da exactamente igual.
Sea como sea, si no gano yo, que ganen mis chicas (Lorena y Lúa, claro).

Curioso, lo único bueno que tiene el Instituto Andaluz de la Juventud está fuera de él: la posibilidad del dinero (siempre dispuestos a financiar acciones culturales cobardes) y mis dos nuevos actores, de los que escuchareis hablar.